DECALOGO DEL CORREDOR LESIONADO. UN PRINCIPIO
DIEZ SUGERENCIAS
Principio fundamental del corredor lesionado: Estas lesionado pero te vas a recuperar. El primero que debe estar convencido de eso eres tú. Vas a volver a correr. Que no se te vaya de la cabeza. Todos los días tienes que convencerte. Incluso los días malos tienes que mantenerte firme en esa idea.
Busca quien te ayude a recuperarte. Ponte en manos de especialistas que sepan de tu lesión. Los corredores somos diferentes al resto de las personas: sometemos a nuestro cuerpo a un esfuerzo adicional. El especialista que te trate lo tiene que entender. Si no lo entiende búscate otro.
Busca hasta que encuentres a quien te pueda ayudar. No flaquees ni cedas. Inténtalo tantas veces como sea necesario. Hay otros corredores que han pasado por lo mismo y han salido. Trata de encontrarlos y que te cuenten. Prueba y error. Prueba y error. Y así tantas veces como sea necesario hasta alcanzar la solución.
Estas lesionado. Date tiempo para recuperarte. De nada sirve fijarse un plazo corto de recuperación si sabes que es imposible. Solo lleva a la frustración.
Estas lesionado tú, no el resto de los corredores. La vida sigue. Los demás seguirán corriendo mientras tú estés parado. No les odies. Cuando te pregunten por cortesía qué tal vas, no les sueltas un master en patología, anatomía o fisiología.
Estas lesionado tú, no la gente que te rodea. No seas paliza. Ni tu familia ni tus compañeros del trabajo ni la vecina del quinto tienen la culpa. Si estás de mal humor porque llevas meses sin correr, aguántate, no te pongas “borde” con el mundo.
Busca otra actividad que te haga mantenerte activo: monta en bici, nada (del verbo nadar), haz gimnasia... Todavía eres un atleta, lesionado, pero un atleta. Cuando vuelvas (recuerda, volverás), estarás más cerca de tu nivel anterior que si no haces nada (esta vez, como sinónimo de carencia absoluta de actividad).
Disfruta de esas actividades alternativas. Cuando vuelvas a correr no podrás hacerlas y lo recordarás. Incluso tal vez lamentes no haber aprovechado más el tiempo.
Hay días … malos y días …peores. No seas drástico ni dramático en estos últimos. No te precipites. Deja las decisiones importantes para aquellos días en los que la cabeza está más despejada y el ánimo algo más sereno. No vayas a meter la pata.
Siempre encontrarás gente que te dirá que ellos también están lesionados y al día siguiente les veras correr o competir. Perdónalos porque no saben lo que es estar lesionado.
Cuando vuelvas, vuelve progresivamente, sin riesgos, sin prisas. Disfruta. Te lo has ganado.
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